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Fotos del Dagens Nyheter

Reacciones dignas de una sociedad ante la maldad

Textos recopilados y traducidos por Anna-Karin Gauding

 

Los y las que vivimos la acogida generosa de los chilenos en Suecia en -73 y los años siguientes, registramos los cambios habidos en estas últimas décadas, y nos alarmamos de la creciente xenofobia y del relativo desarme me de la sociedad del bienestar. Recordamos  los disparos en 1986, cuando fue asesinado el primer ministro Olof Palme a solo uno cientos de metros del almacén donde sucedió el último atentado, y nos invadió una sensación de incredulidad, diciéndonos que ese tipo de cosas simplemente no suceden en nuestra pequeña Suecia. Ahora sabemos que no es así.

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Pasaron más de 30 años desde entonces, y el viernes 7 hubo en Estocolmo un atentado parecido al de Niza, Berlín y Londres.

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El chofer de un camión secuestrado hizo una loca carrera por  Drottninggatan, la calle peatonal más transitada del país, y terminó embistiendo las vitrinas de Åhlëns, justo a la salida del metro T-Centralen, matando en su camino a 4 personas e hiriendo gravemente a otras 10.

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Sin embargo,  y vale la pena mencionarlo, a  los 8 minutos, el plan operativo de la Ciudad de Estocolmo estaba activado, con una intervención impecable por parte de la policía, los hospitales, los centros de urgencia, y con la rápida y serena respuesta de las autoridades políticas. Pero no solo las instituciones reaccionaron con prontitud. También lo hizo la sociedad civil, que a través de hashtags como #Openstockholm ofreció alojamiento, traslados y comida a los que no pudieron llegar a sus casas. La sociedad civil y las instituciones públicas reaccionaron.

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Lo que mostraron los hechos de los últimos días fue una sociedad que funciona cuando está siendo atacada, donde la mano de socorro estuvo cerca, y donde el coraje y la empatía brotaron  con fuerza.

 

Es así como a los dos días del atentado, el inmigrante Damon Rasti, logró convocar en la Plaza de Sergels, frente a la Casa de la Cultura, a  decenas de miles de personas en una gran Manifestación de Amor. “Somos cosmopolitas y somos de todas partes y de ninguna parte. La maldad no vencerá sobre el amor y la unión”, fue el mensaje central de esa manifestación multitudinaria.

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Recogimos las reflexiones recientes de algunos comentaristas en los medios escritos más grandes de Suecia:

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 “Los terroristas pueden quitar vidas y reventar edificios, pero solo nosotros mismos podemos destruir nuestra sociedad,” dice  Maciej Zaremba en el diario Dagens Nyheter: http://www.dn.se/kultur-noje/maciej-zaremba-det-ar-upp-till-oss-att-bevara-tilliten/

Andaba en bicicleta por el centro de Estocolmo a una hora del atentado, y percibió un ambiente que  según Zaremba dice algo de Suecia que los terroristas no pueden comprender,  “ y por eso están condenados a fracasar,  como en el ajedrez y en la guerra, cuando no se conoce al opositor.  Lo que Suecia mostró el viernes fue un país abierto, tolerante y sin miedo”.  La conclusión de Zaremba es que tomó “siglos de equidad relativa y gobernabilidad construir la confianza única entre los seres humanos que ha hecho a los países nórdicos un lugar libre, pacífico y de bienestar. Esta confianza se puede perder muy rápidamente,” dice este periodista “Dependerá de nosotros”.

 

El escritor Jonas Gardell escribe en el diario Expressen sobre lo que entiende como un ataque a la sociedad abierta, la libertad  la inclusión. http://www.expressen.se/kultur/vi-kommer-inte-lata-dem-ta-vart-stockholm-ifran-oss/

“Sabemos, 30 años después de los disparos en Sveavägen que ese tipo de cosas suceden también aquí; que somos parte del mundo y todo el mundo es parte de nosotros. Porque no tenemos ninguna virginidad que perder. Sabíamos que podía pasar aquí. Estamos serios pero serenos. ….Nos volvemos más buenos, nos respetamos más unos a otros, nuestro tono se vuelve más suave.”...

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Y se refiere a todos los que vinieron de afuera e hicieron de Estocolmo su ciudad, su territorio libre... ”Todos los que llegaron aquí desde Irán, Irak y Turquía, Grecia y la ex Yugoslavia. 

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A la ciudad libre de Estocolmo. La ciudad donde 500 000 personas participan en el desfile Pride cada año con su mensaje de inclusión y tolerancia  El ataque a la capital es también un ataque a la ciudad libre

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Un ataque a la apertura de mente, a la libertad, a la inclusión” . Comenta que mientras ve las noticias se da cuenta de que todos los testigos oculares que entrevistan los reporteros son inmigrantes.

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“Hablan un sueco con todos los acentos e entonaciones con los que actualmente se habla  mi idioma y todos están preocupados y hablan de un atentado terrorista en ”nuestro país”.

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Y en ese momento sé que lo vamos a lograr. Y que todos los entrevistados tienen razón.

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Este es nuestro país.  Nuestra ciudad. No dejaremos que nos quiten nuestro Estocolmo.” 

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Malena Ernman afirma en Expressen “que nos ayudamos unos a otros. Nos cuidamos unos a otros. Compartimos una sociedad que es de las mejores en la historia mundial. Esa sociedad realmente vale la pena defender y de la cual sentirnos orgullosos”,

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El artista Petter Alexis Askergren dice lo siguiente de su Estocolmo... ” Mostramos que los que somos de Estocolmo estamos los unos para los otros cuando la situación se agudiza. ….No se debe entender nuestra bondad como estupidez o nuestra timidez como una debilidad. Esta es y seguirá siendo una de las zonas libres más hermosas y mejores del mundo...”No tenemos miedo y no nos doblegaremos porque vivimos en una sociedad abierta, democrática. Esto no nos quitará nadie, en particular no a través de un desquiciado crimen violento”.

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Mina Dennert, fundadora del hashtag  #jagärhär (estoy aquí) escribe que las grandes tragedias nos ofrecen la oportunidad de elegir el camino, y que quizás no somos nunca más verdaderos que en las tragedias muy grandes, cuando hacemos una pausa y nos escuchamos. ….. Las noticias informan sobre una tragedia terrible y la reacción de Estocolmo es amor y unidad. La ventana está abierta, de nuevo a costa de vidas humanas.  Reflexión y respecto, y gente que no teme, lo contrario a cómo la gente que se dedica al odio quiere que reaccionemos. ¡Permanezcamos unidos!. ¡Hagamos que el respeto que mostramos a nuestros hermanos sea lo cotidiano!  Permanezcamos para siempre en esa excepción! termina escribiendo!

 

El comentarista Johan Esk dice que se puede matar a un habitante de Estocolmo en medio del centro, se puede matar a quemarropa a un primer ministro y apuñalar a una ministro de relaciones exteriores, se puede atacar Estocolmo, pero  “nadie puede con muerte y terror hacer que dejemos de amar la ciudad que es nuestra. Nadie nos puede obligar a dejar de vivir nuestra vida y hacer lo que queramos  Un ataque contra nuestra ciudad despierta tantas emociones. Primero choque, temor,  inquietud. Después más amor, más calor humano, más apertura de mente, más consideración por el otro”.

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