El inicio de las relaciones entre Chile y Suecia
Hace 200 años se estableció el primer contacto oficial entre Suecia y Chile. Durante nueve meses, el mayor del ejército sueco, Johan Adam Graaner, visitó Chile en 1818-19, en calidad de emisario del rey sueco Karl Johan Bernadotte.
Éste era el segundo viaje de Graaner a Sudamérica. Tres años antes había visitado Brasil y Argentina. Su propósito era averiguar lo que sucedía en América del Sur, donde las colonias se estaban liberando de la corona española.
¿Querían ser una república o una monarquía? ¿Podría Suecia hacer negocios directamente con estos nuevos países? ¿Firmar convenios comerciales? ¿Qué podría ganar Suecia o el rey con esto?
Graaner llega a Chile desde Mendoza, Argentina, en pleno invierno sudamericano, una caminata llena de riesgos, cruzando los Andes con guías, cargadores y seis mulas. Él es el primer sueco que describió el camino a través de los Andes, aunque otros habían hecho la misma travesía antes.
Uno de ellos fue Petter Berg de Uppsala, probablemente el primer sueco que emigró a Chile, adonde llegó como en un barco comercial inglés en 1790. Berg avanzó al cargo de Administrador de Correos en la ciudad de Santa Rosa del Valle de Aconcagua, allí es donde conoce a Graaner.
El 29 de junio de 1818, Graaner llega a Santiago de Chile, donde se reencuentra con su viejo compañero de viajes Fredrik Petré (se habían conocido en Buenos Aires). Petré, oficial del regimiento de Artillería Svea, había sido contratado por los chilenos y trabajaba en el
fortalecimiento del puerto de Valparaíso. Petré piensa ahorrar un capital para invertir en minería, quizás para radicarse permanentemente en Chile.
Al día siguiente, Graaner tiene un encuentro con Bernardo O'Higgins, Director Supremo del Estado Chileno. Graaner se instala en Santiago y comienza a cumplir con su misión.
Junto con George Cood, un inglés adinerado que llevaba once años en el país, recorre el norte de Chile visitando minas. Reúne muestras de posibles productos de exportación -cobre, plata, minerales - y hace cálculos de las ganancias de la extracción de minerales.
Chile necesita hierro, productos de madera y conocimiento sobre explotación minera, constata Graaner, justo lo que Suecia tiene. En febrero de 1819 expone esto en una carta a Bernardo O'Higgins. En ella propone a O'Higgins decretar en forma clara que los extranjeros puedan dedicarse a la minería en cualquier lugar de Chile, en las mismas condiciones que los chilenos. Y que a los extranjeros se les permita tratar, fundir y exportar todo tipo de metales pagando una tarifa al Estado, pudiendo importar, sin pago de aduana, todo tipo de equipos necesarios. A cambio ofrece que seis jóvenes chilenos estudien minería en Suecia durante seis años.
Una semana más tarde, Bernardo O'Higgins presenta esta carta al Senado, que inmediatamente aprueba la propuesta. El 13 de marzo de 1819 se publica el decreto en el órgano oficial del gobierno, la Gazeta Ministerial de Chile. ”Sería una gran alegría para mí, si esto puede llegar a ser el inicio de relaciones provechosas tanto para Suecia
como Chile”, escribe de manera entusiasta O'Higgins a Graaner.
Unos días más tarde, Graaner deja Santiago y viaja a Valparaíso. El viernes 26 de marzo se embarca en el velero inglés Rebecca, con destino a Calcuta vía Tahiti y Cantón en China. Después de una parada en la India, continúa su viaje de regreso para rendir personalmente un informe al gobierno y al rey Karl Johan, pero se enferma a bordo y
muere el 24 de noviembre de 1819 cerca del Cabo de Buena Esperanza, en Sudáfrica.
Entonces Graaner nunca volvió a Chile, un país al que llegó a querer mucho. ”Nunca he visto, ni en el Viejo continente ni en el Nuevo, un país que me guste más que Chile”,
escribió en una carta al gobierno sueco en Estocolmo.
Graaner también alcanzó a tener una intensa historia de amor con una señorita de una de las familias más refinadas de Santiago: Mercedes de Rojas y Salas, que “le quitó tanto el tiempo como la cabeza“. Pasó muchas horas en la elegante casa de la familia, donde lo consideraron como un futuro yerno.
En sus cartas y anotaciones, escribe que Chile permanecerá como estado independiente, pero le preocupan “las peleas internas y los celos políticos al
desaparecer el poder de los españoles”. Su conclusión es que los chilenos, acostumbrados a una marcada sociedad de clases, “se adaptarían mejor a un gobierno monárquico”.
El informe escrito al rey sueco por Graaner, con fecha 13 de marzo de 1819 en Santiago de Chile, y un extracto de la Gazeta Ministerial de Chile con la misma fecha, se
encuentran en original en el Archivo Nacional de Suecia.
Håkan Forsberg es un periodista, politólogo y economista sueco. Trabajó 25 años en Svenska Dagbladet, uno de los diarios más grandes de Suecia, como corresponsal para América Latina y España. El texto está basado en un libro inédito de Dag Retsö, profesor de la Universidad de Estocolmo, sobre Johan Adam Graaner (1782-1819).